Es hora de morir

Madeleine, a la que la prensa le añade las siglas Z.B., decidió que el viernes 12 de enero era un buen día para morir y eso hizo. En un postrero acto de libertad que una silla de ruedas le había negado en los últimos años, se quitó la vida en su domicilio de Alicante, acompañada de tres voluntarios de la Asociación “Derecho a Morir Dignamente” y, según cuentan, de una periodista de “El País” que había seguido la historia de Madeleine en los últimos seis meses. Esa muerte, no anunciada para su familia pero con luz y taquígrafos, reaviva el viejo debate en nuestra sociedad sobre la eutanasia , una sociedad empeñada muchas veces en quitar la vida a los vivos y mantenérsela a los muertos.
Madeleine , enferma de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una dolencia degenerativa que paraliza el cuerpo, consideró que no merecía la pena vivir sin la sonrisa que la había acompañado durante toda su vida, inspirando a poetas como Georges Brassens o cantantes como Jacques Brel, y que su terrible dolor había borrado de la cara para siempre.
No es mi intención terciar en el debate sobre si las personas tenemos o no derecho a disponer sobre nuestra propia vida. Debatiría si no conociese el argumentario a favor y en contra y tuviese algún atisbo de duda dónde posicionarme, pero lo tengo claro. El hecho es simple: nadie nos consultó si queríamos nacer, en consecuencia a nadie más que a nosotr@s mism@s debemos rendir cuentas de cuándo queremos morir. Cuestión muy diferente es cómo deseamos hacerlo y en eso estoy con esta reflexión. Se puede elegir morir reivindicando públicamente el amor a la Vida en el que está implícito, de manera inalienable, el derecho a elegir tu muerte, como lo hizo Madeleine y antes Ramón Sampedro o se puede optar morir por no estar de acuerdo con una decisión judicial que te mantiene en prisión, como así lo está haciendo el etarra de Juana Chaos , asesino de, al menos, veinticinco personas. Hoy más que nunca me reafirmo en esa libertad del individuo a decidir su muerte.
Un penúltimo apunte personal. Si tuviera que tomar una decisión, me gustaría un final como el del “Ángel Blanco” en la película “Blade Runner”.
22 comentarios
Para indianala, el dolor de no ver -
Para Polen, el consuelo de las lágrimas -
Para isablebarcelo, por la elección aunque sea dura -
indianala -
Abrazo Grande!
Polen -
No sé por qué me he emocionado, supongo que al leer tu post pienso en mi hermano, y sobretodo en las lágrimas de mis padres. Duele
isabelbarcelo -
Para Infinito Yo, en el rabioso presente -
Para historias, sin bostezos -
Infinito Yo -
historias -
Para monocamy, sin oidos (ni ojos) sordos (ni ciegos) -
Para TERESA, trabajando entre la vida y la muerte -
monocamy -
:)
TERESA -
La vida ,la muerte, tener la oportunidad de elejir.
Es complicado y muy duro.
Pero soy de las que piensan,que si una persona es consciente de lo que le pasa,tendria que poder elejir.
Por desgracia vivo casi todos los dias situaciones similares,veo como muchas personas se debaten entre la vida y la muerte.Veo como muchos sufren y sienten dolor, y te piden que se lo quites,que los ayudes.He visto a muchos medicos enfadados e incluso a algunos los he visto llorar,por no poder ayudar a alguien que verdaderamente necesita irse y por tener que ayudar a algunos, que no merece estar entre nosotros.
Para Alba y Alvaro, enteramente partidos -
Para Merci, sin vuelta atrás -
Para Rosier, mamá fantástica -
Para monocamy, abrazado al destino inminente -
P.S. Venge vente que te dy un abrazo
Alba y Alvaro -
A ambas partes nos parece una escena absolutamente genial.
Y ambas partes te enviamos un paquete de abrazos, besos, saludos, y un votillo.
Merci -
Estoy d acuerdo en el derecho a morir como quiera cada uno en el momento q elija.
Felicidades por tu blog.
Un beso y gracias.
Rosier -
Debe ser tan y tan duro... q ni imaginándolo podemos hacernos una idea real
Pero como bien dice monocamy, derecho a morir dignamente SI
monocamy -
No necesariamente abrazado a mi padre, vaya. Total creo que nunca me abrazó... (aunque por la misma razón o similar, ella abrazaba al suyo).
Derecho a morir dignamente: SÍ.